Paul Bley dijo en 1980: 'Conformar una sello discográfico creativo en la década de los sesenta era como nadar contra la corriente y con una roca atada a tus pies, pero, ¿lo puedes creer? Incluso había gente pirateando discos de ESP. Admiraba lo que Bernard Stollman estaba haciendo, pero yo creo que le faltaba una filosofía y eso habría de anular cualquier cosa en la que él se interesara'.
No existe ningún otro pianista actualmente activo con ese sello distintivo tan personal como el que tiene Paul Bley, lo cual es irónico, ya que es él es un experimentador incansable con una resistencia intrínseca a detenerse en un solo lugar. Curiosamente, él favorece los efectos ambiguos en el diminuendo, los acordes estrechos en el pedal y las escasas figuras con la mano derecha, incluso retando la métrica de manera distinta; trabajando en solitario, Bley ha creado zonas de interés variadas y dramáticas pero gradualmente cambiando la longitud de las notas dentro de un pulso firme que genera una considerable tensión dramática mediante un inesperado incremento en los acordes, desplazando constantemente el centro armónico.
Bley fue uno de los primeros pianistas de cualquier estatura que experimentó con sintetizadores electrónicos. También fundó el sello experimental Improvising Artists.
Bley tocó 'hard bop' en Nuevo York (en donde se casó con Carla Borg, que se convertiría en Carla Bley) y comenzó a grabar en 1953 para el sello de Charles Mingus, Debut. Cinco años después ayudó a popularizar la música de Ornette Coleman cuando el saxofonista trabajó con él en Hillcrest Club de Los Angeles. El origen canadiense de Bley —una mezcla de estoicismo inglés combinado con cierta cortesía francesa— le otorgó un carácter reservado. En vez de dirigir el cargo en términos de innovación estilística, él prefería realizar una labor distante con sus propias ideas, lo cual con frecuencia ha sido ignorado. Él también difería con los demás acerca de quiénes eran los mejores compositores: Coleman, Carla Bley, Annette Peacock e incluso en el caso de estas dos últimas, al menos interpretó su música. Canciones como 'Blood' de Peacock e 'Ida Lupino' de Carla llegaron a ser temas distintivos en su repertorio.
La breve asociación con Bley con el visionario ESP dio como resultado un trío clásico y un quinteto hoy en gran parte olvidado. Otras épocas vieron a Bley reclutando dos trompetistas de la Arkestra de Sun Ra y mucho del interés hacia el álbum —el cual, como su sucesor consiste en su totalidad en temas de Carla Bley—, deriva de escuchar a Johnson y a Allen en el contexto de una pequeña agrupación.
La música tiene una consistencia robusta y la presencia de dos ejecutantes tan antagónicos —el trompetista Dewey Johnson estuvo en 'Ascension' de Coltrane— le da al ensamble una tesitura exaltada que tiende a remarcar sus momentos más sutiles.
'Closer' es una delicia a más de 50 años de su lanzamiento. La pieza clave del disco es 'Ida Lupino', la cual el ex esposo de Carla Bley convirtió en una narrativa fílmica itinerante con capas de detalles a partir de materiales simples. Algunos han notado en el disco una fertilización cruzada con las ideas de Ornette Coleman en esos 'tracks'; su 'Crossroads' fue en un principio dos temas, el otro sería 'Cartoon' de Annette Peacock, que va a continuación. Eso es difícil de distinguir si no estás enterado de la asociación entre ambos, pero los ritmos en 'staccato' y las ideas melódicas en pequeños cortes apuntan en esa dirección. De acuerdo con estandares recientes es un disco curioso, con solo dos o tres 'tracks' que exceden los tres minutos de duración y con ninguno de cuatro, pero que contiene en él, de forma literal, el lenguaje musical de Bley que habría de revelarse en las siguientes cuatro décadas.
ESP/Calibre 1021
Bley (piano); Steve Swallow (contrabajo); Barry Altschul (batería).
Diciembre de 1965.
Tomado de The Penguin Jazz Guide. Traducción propia.
#myjazzforeveryday
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